Este tipo de ejercicios postulares son cada vez más conocidos en el mundo fitness y el factor que caracteriza este tipo de gimnasia es la apea respiratoria, que básicamente se reduce en la disminución o detención de la respiración mientras se realizan determinados movimientos. Una de las principales diferencias entre los abdominales tradicionales y los hipopresivos es que estos últimos van mucho más allá de trabajar la musculatura abdominal.
Es por eso que te explicamos cuales son los principales beneficios que hacen de esta gimnasia la favorita de muchos en el mundo fitness:
Mejora la postura corporal: Al producirse la presión negativa del abdomen, es decir, la solución del mismo, la posición de la espalda corrige automáticamente. La práctica regular de este tipo de ejercicios da a la columna una estabilidad que ayuda a reducir la presión existente entre los discos intervertebrales.
Tonifica la zona abdominal: Esta zona es la que experimenta la mayor parte de los beneficios, ya que fortalece los abdominales y lo hace con menos riesgos de dañar la espalda.
Si lo que estás buscando es una rutina especifica que ayude a conseguir un vientre plano, podrás incorporar en tu rutina de gimnasio los abdominales hipopresivos.
Puedes iniciar con el ejercicio más básico, la Postura de Venus. Con la espalda completamente recta y los cuádriceps en tensión, separa los pies aproximadamente a la altura de los hombros. Después debes estirar hacia abajo los brazos, dejándolos rectos, levemente separados del cuerpo y con las palmas de las manos estiradas y apuntando hacia atrás. Cuando tengas la postura correcta debes llevar el centro de gravedad un poco hacia adelante, concretamente en la punta de los pies. El movimiento consiste en realizar una inhalación completa mientras estiras la columna y rotas los hombros de manera que las palmas apuntan hacia adelante. Al volver a la postura inicial debes exhalar todo el aire contrayendo totalmente el abdomen al tiempo que abres la caja torácica. Realiza este movimiento mediante pautas respiratorias.
Después tenemos la postura de Hestia y para este ejercicio debes sentarte en tapete con las piernas flexionadas y cruzadas. La posición de la espalda debe ser igual que en la postura de venus, completamente estirada. En este caso, las palmas deben estar apoyadas en las rodillas, con los dedos apuntando hacia la otra mano, de esta manera tus codos irán hacia adelante y hacia afuera mediante la rotación interna de los hombros. Manteniendo la misma postura, inhala aire y expulsa todo lo que puedas abriendo la zona de las costillas, comienza echando el aire desde el ombligo y continúa expulsando lo que queda hacia la parte superior.