El entrenamiento previo es clave para evitar lesiones, tanto es así que los deportistas de alto nivel, con independencia de la disciplina, suelen concentrarse varias semanas antes de cada competición para ponerse en condición y prepararse a conciencia para el gran esfuerzo que les viene por delante.
Este entrenamiento debe planificarse a detalle, adaptándolo a la capacidad física de cada uno, ya que no todos somos iguales, y en función de la edad y la constitución hay mayor predisposición a lesionarse que otros.
Entre otros aspectos, es fundamental, sobre todo en deportes de contacto, que el deportista no se centre solo en esa disciplina y trate de compensar las articulaciones y la musculatura con otro tipo de actividades. Es básico también hacer un buen calentamiento, porque muchas lesiones se producen por poner en marcha nuestra rutina en máquinas tras una pobre sesión de estiramientos y también por agotamiento muscular, cuando el deportista no tiene un buen fondo.
Asimismo, también pueden cometerse errores a la hora de emplear una técnica u otra, o por utilizar materiales inadecuados. Además, el género también influye a la hora de caer lesionados, al menos en determinados deportes, dado que las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad debido a una mayor laxitud articular, más estrógenos en sangre y una disminución del tamaño del intercondilo (parte
trasera de la rodilla), donde está el ligamento cruzado.
En definitiva, ante cualquier inicio de actividad deportiva, lo más recomendable es preparar bien nuestro cuerpo para que el sobreesfuerzo al que vamos a exponerle no le acabe pasando factura. Lo importante no es empezar, sino mantenerse.